¿Cuántas veces se han preguntado si vale la pena el esfuerzo que están haciendo en la generación de ideas dentro de su empresa, si al momento de llevarlas a la práctica, no consiguen que haya equipos que las lideren, que estén motivados y que sean reconocidos por ello?, o ¿no consiguen mostrar los resultados a la dirección de las innovaciones que implementaron?, o ¿al momento de una transformación digital, la cultura y las personas aún no están preparadas para los cambios? Si este escenario les resulta familiar, no se preocupen, es normal cuando la gestión de la innovación aún no está ordenada dentro de la organización. Esto principalmente se debe a la falta de claridad y alineamiento de la estrategia de innovación a la del negocio.

Me gusta comparar la estrategia con el GPS que usamos para movernos de un punto a otro en un viaje. Si no sabemos dónde queremos llegar, gastaremos recursos y tiempo sin conseguir los resultados deseados. A continuación, nos adentremos en algunos de los síntomas más comunes de esa falta de foco, propósito y dirección.

innovación

  1. Desconexión de iniciativas de innovación con la estrategia del negocio, lo cual genera pérdida de expectativas de ambos lados

Cuando no hay objetivos y metas concretas alineadas a la estrategia de la compañía, ni áreas de actuación definidas (evaluar mercados o segmentos de mercados, tipos, líneas, o categorías de productos, o tecnologías y plataformas tecnológicas), tipo de estrategia para cada área (prospectiva, analítica, etc.), y no se asigna presupuesto para cada una de ellas, es muy probable que las iniciativas que surjan estén desconectadas de la estrategia del negocio.

La cosa más difícil del mundo no es que las personas acepten ideas nuevas, sino hacerles olvidar las viejas.

John Maynard Keynes

  1. Diferentes esfuerzos de innovación dispersos que compiten entre sí dentro de la organización

La estructura organizacional actúa como soporte de la estrategia definida. Establece las jerarquías (o centralización), la agrupación y tamaño de la unidad, los sistemas de planificación de control, la especialización y formalización, los circuitos formales de comunicación, el sistema de toma de decisiones y los procesos de trabajo. Cuando esta no acompaña la estrategia de innovación, comienzan los cortocircuitos, y se duplican esfuerzos, se gestiona mal el conocimiento, no hay claridad en quien realmente lidera cada proyecto.

  1. Iniciativas de innovación sin propósito y objetivo claro, provocando baja asertividad en los resultados generados

Una cosa es el proceso de experimentación en un ambiente controlado. Es decir, donde se ha definido un programa de implementación de un prototipo, con objetivos, plazos, problema a validar, roles y responsabilidades, y resultados esperados, y otra es lanzarse a implementar una iniciativa que no está alineada a ningún área de actuación estratégica, la cual disminuye la posibilidad de obtener resultados esperados.

  1. Sentimiento de estar perdiendo la onda, en relación a algunos tipos de innovación, por lo tanto con dificultad de justificar su necesidad

Las estrategias Innovativas, implican nuevas configuraciones en el sector que opera, es decir, fija que posición toma la misma frente a la Innovación.  Se los conoce como First movers, Fast Movers o Slow Movers. En las estrategias Adaptativas, las empresas no cambian nada hasta que se ven obligadas a cambiar su estrategia o directamente optan por desinvertir en lugar de mantener o creer su posición. Se los conoce como No Movers o en el peor de los casos Removers. Cuando se siente que se pierde la onda, posiblemente estemos dentro de estos dos últimos.

  1. Dificultad de lo líderes en navegar en un gran volumen de estímulos externos en el formato de oportunidad y amenaza

Este punto desorienta a los líderes sobre hacia donde está yendo la organización. Cuando se alinea la estrategia de innovación a la del negocio, ese volumen de estímulo se achica, permitiendo prestar atención a lo importante no urgente que trae el largo plazo.

 Una herramienta para setear el GPS

Para ello, entender de forma sistémica como se encuentra la organización al momento de implantar una estrategia de innovación es fundamental para destrabar las barreras existentes y potenciar la capacidad del diseño organizacional. Lo podemos comparar con un chequeo médico antes de envolvernos en alguna actividad física de alto rendimiento. El instrumento más utilizado para ello es el diagnóstico, el cual nos permitirá estipular un framework personalizado, sobre cómo se desarrollará una transformación integrada.

En el diagnóstico evaluamos el alineamiento de la estrategia de innovación a la estrategia de la empresa, la estructura organizacional, la cultura y gestión de talentos, los procesos de gestión, la aplicación de tecnología y metodologías, los recursos destinados, las relaciones con los proveedores, con los clientes, con su entorno, y la cartera de proyectos de innovación. El producto de este diagnóstico será un plan de acción que ayudará a implantar esa estrategia de una forma coherente con el contexto de la organización.

Entonces, ¿Qué diferencia hay entre las empresas que innovan de forma continua y las que lo hacen aisladamente? Peter Drucker, decía que las ideas más innovadoras provienen de metodologías sistematizadas y, por eso, lo más importante para que las empresas comiencen a crear nuevos productos o servicios, es que establezcan un sistema de gestión de la innovación.  Que este permita ordenar en etapas los procesos y los roles, así como los objetivos y las medidas relevantes, para visualizar el progreso de la idea paso a paso.

Se preguntarán por qué estoy hablando tanto de orden. Sistematizar es una forma de organizar, ordenar, reconstruir o generar elementos, pasos, etapas, para otorgar cierta jerarquía y crear un sistema. Nos ayuda a tener conciencia de los recursos limitados. Bien diseñado nos ayuda a mejorar el acceso a la información, reducir esfuerzos y destrabar cuellos de botella.

La gestión de la innovación la podemos definir como el conjunto de prácticas, conocimiento y herramientas adoptadas por la organización para la generación, implementación, y evaluación de nuevas ideas en un contexto dado. La misma se orienta al diseño e implementación de rutinas que hagan sistemático el proceso de innovación dentro de las empresas. En una forma más completa, la gestión de la innovación requiere, entre otras, la gestión de la creatividad y las ideas, I+D, el lanzamiento de nuevos productos y/o servicios, la producción, la estrategia tecnológica, la comercialización, y la medición de la innovación (indicadores), al cambio tecnológico, a la gestión de personas, liderazgo, cultura, comunicación y organización, así como de los procesos del negocio.

Para concluir, la estrategia de innovación es un puente que conecta el HOY de las organizaciones con su FUTURO. Pero no se engañen al creer que con construirlo es suficiente. Él es apenas una parte del viaje.  ¿Al final, si no saben dónde van a llegar, porque lo cruzarían?.

Activar el GPS y mantenerlo activo es un desafío que envuelve a toda la organización.

 

Verum Partners tiene una amplia experiencia en innovación, en la implementación de BIM, Culturas Ágiles, Lean y AWP como base para la gestión de sus Proyectos, explorando las capacidades de estas metodologías, para cubrir todas las áreas de conocimiento y niveles de gestión, para que en base a ello podamos lograr la integración entre ingeniería, suministros, construcción y comisionamiento en sus Proyectos.
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Autor: Gabriela Vila, Consultor de Innovación Sr en VerumPartners.